viernes, 8 de agosto de 2008


A veces hiere el silencio
como una fría navaja
que te desgarra la carne
y se te clava en el alma

A veces ata el silencio
como una oscura mortaja
que te congela el aliento
y te sepulta en la nada

Y a veces, tan solo a veces
es tan helada su escarcha
que hasta la muerte parece
ser una tibia morada

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