lunes, 6 de octubre de 2008

VINO DORADO




Cuando miro el espejo
de mi pasado
veo solo el hastío
y el desengaño
tiempo perdido
palos dados al viento
sin rumbo fijo
Son tus ojos el faro
que trae la vida
a través de las brumas
de la mentira
son las estrellas
que iluminan mi noche
cuando estas cerca
Me cambiaste el invierno
por primavera
encendistes el fuego
que me calienta
y en mi pradera
floreció la esperanza
por vez primera
Tu ternura es el soplo
que me alimenta
es el vino dorado
que me da fuerza
es como el aire
que respiro tan solo
para adorarte
Solamente deseo
quererte siempre
como nunca ha podido
nadie quererte
ser esa llama
que te encienda la vida
cada mañana

1 comentario:

alondra dijo...

Precioso poema, y preciosa Gloria.
bueno, no sé si es ella.
Un abrazo.