lunes, 23 de febrero de 2009

No me quedan palabras

cuando siento tu cuerpo

enredarse en el mio,

cuando siento tu aliento

encenderse en mis labios

de tu boca sedientos.


No me quedan palabras

si me asomo a tus ojos

de belleza profunda

como lagos serenos,

y el olor de tu celo

me envenena el cerebro.


No hacen falta palabras

cuando le habla mi lengua

a tus dulces fresones,

a tus cálidas simas,

al volcán infinito

que en tus muslos habita.


Cuando pierdo la brújula

en tus mares oscuros

cuando hierve mi sangre

mientras siento tu boca

saciarse en la fuente

Que en mi páramo brota.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes Juanm.,

Un bellísimo poema.

Dices que "no hacen falta palabras", y es verdad. Pero pido que antes de un silencio deseado me reciten este poema. Estas palabras nunca sobrarían.

Besos,

Mercedes