Hace tiempo que vivo en blanco y negro
o quizás debería decir en tonos grisáceos
vencí al miedo y a la rabia
pero me batieron el hastío y la desgana.
Les siento trepar por mis piernas
como hiedra venenosa,
y arranco sus tallos que me muerden el alma
aunque mis manos estén en carne viva.
Pero crecen y crecen como un tatuaje
tenebroso y obsceno que me nubla la vista
y corroe mi cuerpo...
Sólo tú eres la fuente
en que puedo limpiarme,
donde ahogar esa hierba
que envenena mi sangre.
Déjame sumergirme
en tus brazos de agua
sepultarme en tu pecho,
cobijarme en la copa
de tu árbol vibrante.
Anidar en el delta
donde Venus se esconde
y beber de tus aguas
y bañarme en tu estanque.
Dejame que mi pecho
contra el tuyo reviente
como en una cascada
espumosa y caliente
como en un arco iris
de colores brillantes
que me vuelva a la vida
cuando muere la tarde.