sábado, 8 de abril de 2017

HOMBRE ENTRE LOS DIOSES

Hay momentos en los que se borran las coordenadas,
los péndulos se detienen, los trenes entran en vía muerta
y los astros vivaquean en el espacio. 
Instantes en los que las galaxias se pierden en tus ojos, 
el infinito se oculta entre tus muslos
y la voz de dios resuena en tus suspiros. 

Hay fragmentos de vida que se graban 
 con el fuego de lo increíble, 
abrazos incendiarios en los que tú y yo, 
somos daños colaterales, 
besos que empiezan pero que nunca acaban
 porque sin tu aliento no me vale la vida.

La eternidad cabe en el instante de un beso, 
en el brillo de una mirada, 
en el aullido lunar de tus orgasmos, 
mi vida nace en la concha de tu madreperla
 y bebe la leche frutal de tus dorados racimos. 

Cuando tu boca se inunda de mi pulpa
y nuestros fluidos se mezclan y se funden,
 pienso que valió la pena nacer, vivir, morir mil veces 
para volver a sentirme dios entre los hombres
 y hombre entre los dioses,
 para volver a sentirme parte indisoluble de tu vida,
 parte indisoluble de tí.

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