¡Quien me lo iba a decir!
yo, un hombre serio,
caballero y formal
padre y esposo,
inflamado al olor de
tus caderas
encendido al perfume
de tus senos,
incendiado en tus manos
incisivas...
¡Quien me lo iba a decir
que yo pudiera
olvidar mis modales exquisitos
y arrastrarte hasta el lecho,
desnudarte
y gozarte con furia y con delirio
arrancando los paños que te velan
y morder la guayaba madurada
al calor de tu pubis florecido...
¡Quien me lo iba a decir
amada mía, que después de
cien años y mil días
aún me olvido del mundo
entre tus pechos
mientras bebo la miel
de tus axilas.
2 comentarios:
tus poemas son muy sabineros... no?
Y eso que sos de barcelona.
¿Adivina quien soy, Maromo?
Poz mi amigaq Luci....
Publicar un comentario