Cuando ya pasó todo
solo queda el silencio
el suspiro del eco,
el crujir de los huesos,
un vacio tan lleno
que no cabe el consuelo.
Cuando ya acabó todo
solo queda la noche
una noche sin luna
una noche inclemente
que te ciega los ojos
y te hiela la sangre.
Los relojes murieron
Cuando tú te marchaste,
y quedó nuestro lecho
aterido y distante,
y esas sabanas nuestras
que aún conservan tus huellas
son tan solo sudarios
que amordazan mi pena,
mientras sangro recuerdos
con las venas abiertas.
1 comentario:
Y esas sábanas nuestras que aún conservan tus huellas son tan solo sudarios que amordazan mi pena mientras sangro recuerdos con las venas abiertas....wow!!!Todo el poema es bellísimo!!! se siente el dolor de la pérdida, la desolación, el desgarre del alma...qué hermoso poema. Fuerte, intenso...Exactamente ésto lo llegué a vivír, y lo viví por años. Aún asi, es maravilloso amar!!! Mil besos precioso. Te quiero.
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