domingo, 30 de agosto de 2020

ALCORNOQUE



Quise ser roble, pero nací alcornoque,
piel arrugada, sin frutos y sin flor,
achaparrado, sin nueces ni piñones,
¡un árbol borde me sentía yo¡.

Pero un buen día mi tronco acariciaron
y mis arrugas borraron sin dolor,
me desnudaron y como un árbol nuevo
volví a la vida y empecé a ser yo.

Tome conciencia de mí, de mi existencia
que nadie es borde que el mundo es un vergel
en que tan solo el hombre desentona,
nos esclaviza porque se cree el rey.

Con mi Corteza protegen las botellas
del mejor vino, del cava y del champán
gracias a mí, el vidrio se hace cuna
la gente brinda y se desea paz.

Los pajarillos crían en mis ramas
hacen sus nidos, cantan al amor
bajo mi sombra, los rebaños pacen
los niños juegan y se aplaca el sol.

Y conocí a una encina centenaria,
en un abrazo fundímonos los dos
un solo cuerpo sobre la madre tierra
enraizados en un eterno amor.

Hasta la más humilde criatura
es un canto, un regalo, un don de Dios
todos somos un beso de la vida
si le sabemos abrir el corazón.

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