RESACAS (1969) SEGUNDA ENTREGA

 

Siempre vagando en la penumbra,
ahogándome en la duda
que el tiempo nos creó
muertos que vagan en las sombras
de un mundo que ha forjado
su propia destrucción.
Siempre cumpliendo los dictados
de un sino despiadado
sin Dios ni compasión
presos de nuestra propia jaula
ahogados en las olas
del mar de la ambición.

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Tu voz es como el aullido
que sopla   el viento al pasar,
llanto de otoño en las hojas
que voy pisando al andar.
Tus ojos son las estrellas
que en mi camino fatal
van dirigiendo esos pasos
que no debí nunca dar.
Pobres palabras que el tiempo
se encargará de arrastrar,
solo recuerdos amargos
de nuestro amor quedarán

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Llevo en mi alma una herida
que me duele sin dolor
me duele porque no duele
porque jamás me dolió
puedo llorar de amargura
puedo sufrir por amor
puedo sentirme hastiado
pero estar vacío ¡NO!

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Te quiero y sin embargo
a veces ni me importas,
a veces hasta incluso
quisiérate ignorar,
me giran las ideas
en torno a la cabeza
como un caleidoscopio
de angustia y ansiedad.

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Cuando siento que el alma se agita
prendida del cuerpo
y que hierve en callados murmullos
de ira y de fuego
yo quisiera estallar en un verso
sin ritmo y sin rima,
resonando en el valle profundo
en que habita la vida.