sábado, 31 de agosto de 2024

SETENTA Y TRES AÑOS Y UN DIA


Setenta y tres años coronan
mi pirámide vital
catorce lustros y un día
sin dejar de pelear
luchando contra mí mismo
contra el miedo y las miserias
con la pluma como espada.
Y el corazón por bandera.

Hijo, esposo, padre, abuelo
-Pronto, quizás, bisabuelo-
voy atesorando estrellas
en mi uniforme vital,
de ser un simple grumete
ahora ya soy capitán
y empuño el timón sabiendo
cuanto queda por bregar,
contra galernas de fuego,
piratas y calmas chichas
hasta alcanzar ese puerto
en que poder amarrar
y disfrutar del paisaje,
del vino y del buen yantar
sin presiones y sin prisas,
brindando por el amor
y sin contar batallitas
que el viento ya se llevó

En la nave de la vida
nunca dejé de remar
largando trapo, empuñando
el timón hasta sangrar,
ahora que he lanzado el ancla
no pararé de cantar,
de escribir un nuevo libro,
de intentar vivir en paz
y disfrutar de esa fiesta
que aún me queda por lidiar.

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