Cada noche me envuelves en tu tela,
Telaraña de seda perfumada
Que me arrulla, me cela, me devora
Y me clava sus garfios en la espalda
Cada noche desbocas mi deseo
Con la llama florida de tu lengua
Que recorre mis húmedos senderos
Y encabrita mi potro sin espuelas
Cada noche cabalgas en mi vientre
Y me entregas tu grupa sin montura
Y tus pechos se enredan en mis manos
Saltarines, altivos, sin mesura.
Cada noche me baño entre tu savia
Y sacio mi sed en tu corola
Y comparto mi lava bullidora
En tu boca de pétalos en llamas.
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