Nunca cierran del todo
las heridas del alma,
puede que hasta parezca
que la piel está intacta
pero al mínimo roce
sangrará con más rabia.
Nunca mueren del todo
los amores que matan
los que clavan su daga
entre pecho y espalda,
esos que solo existen
en las paginas rancias
de un diario mordido
por el polvo y las ratas.
Nunca cierra del todo
la feroz puñalada
que nos hiere en la noche
sin poder amagarla,
y la piel se desgarra
y los puntos se arrancan
cuando vuelve el recuerdo
con su torva amenaza
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