Matamos el tiempo en vez de disfrutarlo,
le ponemos precio sin pensar que nada
puede devolvernos el que hemos perdido.
La vida se escurre de entre nuestras manos
como arena fina mientras peleamos,
mientras nos odiamos en lugar de amarnos.
La envidia, los celos, el rencor, son cuervos
que arrancan los ojos con que nos miramos
y el tiempo se pudre y apesta su paso
cuando muere solo sin un triste abrazo.
¡Qué solos estamos mientras nos odiamos!
y Cronos sonríe contando los pasos
con que nos perdemos en vez de encontrarnos.
Y un día nos vemos vacios y secos
escurriendo a ciegas la postrera gota
de la cantimplora que otrora llenamos
en el espejismo de nuestro recuerdo.
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