Hay días en que arrojo la armadura
Y me quedo a pecho descubierto
Y me baño en el rio de la vida
Y me araño con los cactus del desierto.
Hay días en que el alma me revienta
Y el corazón acelera su latido
cuando siento el sufrimiento tan cercano
Y el dolor me atraviesa los sentidos.
Hay días en que sangro en cada herida
que mis lágrimas se mezclan con las tuyas
que me siento capaz de hacer milagros,
de borrar el dolor con un abrazo,
de inundarte los ojos de suspiros,
de encenderte los labios con mis labios
de trenzar nuestras manos en un ruego,
de volar hacia dios entre tus brazos.
1 comentario:
Ayy...mi precioso amigo, que bello poema...Hay días como éstos también en mi vida en que mi pecho está al descubierto y me llega y siento todo el dolor atravesando mis sentídos. Es parte de la vida, como el reir. Creo que ha sído una mañana para mí, muy sentída, yá que me han conmovído muchísimo tus poemas y ha estado el llanto a flor de piel. Te amo, mi precioso amigo. Besos.
Publicar un comentario