como si fuera una esponja
empapada en hiel y vinagre
y supuro palabras desangradas
y vomito venenos insondables
pero solo el vacio acoge mi lamento.
Tengo el alma templada a golpes abismales
forjada por el fuego de Vulcano
Y las aguas candentes de Orión enfurecido,
pero solo el silencio envuelve mis aullidos
mientras lavas rusientes bullen en mi pecho.
Es la tormenta seca, las lágrimas de sangre
torbellino furioso que me sacude el alma
y me deja clavado en el mutismo estéril
en el silencio yermo, aborto de mi mismo.
A veces chupo el veneno de mis heridas
Y lo escupo lejos de mí, y sigo la senda
borracho de dolor, tambaleante
bordeando el abismo a cada paso
delirando utopías y esperanzas
implorando tumbarme en algún catre
y soñar que he soñado lo vivido
mientras viene la muerte a visitarme.
1 comentario:
Cuánta intensidad y dolor en éste poema...No pude evitar el llanto. Cuántas veces uno ha sentído el dolor así, tan intenso, desgarrándose el alma. Precioso tu poema. Un abrazo cálido. Te quiero mucho. Besos.
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