A veces las palabras se tornan dardos
traspasan la coraza de nuestra indiferencia
y se clavan en el alma con fiereza implacable.
A veces las palabras se nos revelan
Y escapan de los labios en desbandada
arrastrando a su paso barros y piedras
arrasando la tierra por donde pasan.
Es oscuro el silencio pero sus brazos
atemperan la furia, frenan la rabia
y despejan los humos de la contienda.
La palabra anda coja sin la mirada
sin la guía certera que de ella emana
y equivoca su blanco , se vuelve fiera
si no encuentra unas manos que la acaricien
y unos ojos piadosos que le den tregua.
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