viernes, 30 de enero de 2009


A veces las palabras se tornan dardos

traspasan la coraza de nuestra indiferencia

y se clavan en el alma con fiereza implacable.

A veces las palabras se nos revelan

Y escapan de los labios en desbandada

arrastrando a su paso barros y piedras

arrasando la tierra por donde pasan.

Es oscuro el silencio pero sus brazos

atemperan la furia, frenan la rabia

y despejan los humos de la contienda.

La palabra anda coja sin la mirada

sin la guía certera que de ella emana

y equivoca su blanco , se vuelve fiera

si no encuentra unas manos que la acaricien

y unos ojos piadosos que le den tregua.


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