Se me ha quedado vacía la palabra
como una hoja seca en el asfalto
hueca de sentimiento y arrugada,
arrastrada y barrida por el viento.
Se me ha quedado muerta la esperanza
como un pajarillo entre las manos
con las alas rasgadas por la pena
y el plumaje escarchado por el hielo.
Se me ha suicidado la alegría
acosada por tanto sufrimiento
ultrajada y violada por los miedos
masacrada por sombras y silencios.
Y yo sigo mudo, vacío y angustiado
persiguiendo la huellas de mis sueños
añorando sonrisas voladoras
intentando escapar de los espejos
que devuelven mi imagen deformada
como la de un Dorian Grey de los recuerdos.
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