Hace ya algunos años comprendí,
que es mucho más difícil,
conquistar el alma de una mujer
que poseer su cuerpo.
Un cuerpo lo puedes conseguir
"Por cuarenta monedas"
pero su alma no tiene precio,
es una presa esquiva,
hábil y escurridiza,
pero cuando consigues amar y ser amado
por encima del puro deseo
ya no puedes vivir sin ello,
y luchas, y sufres
y mueres y matas si es preciso
por conservar tan preciado tesoro.
Pero el amor de una mujer es frágil,
como una copa de cristal de bohemia,
un mal gesto, un grito,
puede hacerla estallar en mil pedazos,
y nunca jamas puede reconstruirse.
Es el precio de lo exquisito,
es único, delicado e irreemplazable,
si un dia tienes la suerte
de encontrar ese amor,
no lo encierres en una vitrina
ni lo guardes en una urna,
llena esa copa a diario
con el mejor de los vinos ,
aprecia su brillo, su textura,
su inimitable sonido
y gózala entre tus labios
como si cada sorbo fuera el último.
porque puede que sea el ultimo sorbo.
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