y sin embargo apenas
puedo subir la idea
a la garganta,
rompe la voz
y quiebra en un sollozo
como la luz
crepita entre las aguas.
Quiero gritar
y el miedo me atenaza,
las sombras flotan
aullando en mi ventana,
abro la puerta
y el frío me desgarra
-con mil cuchillos-
el pecho y las entrañas.
Frío rumor
de vientos y mareas
que va cerrando
el paso a la palabra
luego, el silencio
feroz y desgarrado
vuelve a extender
su manto de mil nadas.
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