El cielo estaba limpio,
sembrado de luceros,
la luna nos bañaba
con suave resplandor,
cogidos de la mano
seguimos el sendero,
camino abajo el pueblo,
lejano se perdió
y en un recodo oscuro
besé tus dulces labios
y recorrí tu cuerpo
viajero del amor,
la noche temblorosa
nos arrulló en silencio,
con un mantón de estrellas
el lecho nos cubrió.
¡Jamás el firmamento
brilló con tanta dicha!
¡Jamás la luna llena
tan dulce sonrió!
los grillos nos cantaban
una balada intensa
camino de la ermita
que un dia nos unió.
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