Abro las compuertas de la vida
ý dejo que
el sentimiento me inunde
que la
corriente me arrastre rio abajo
que sus
espumas me salpiquen el alma.
Respiro los
aromas ribereños,
menta, hierbabuena,
espliego, manzanilla
y brinco en
las cascadas,
acaricio a las truchas y a los barbos,
saludo a los
cangrejos,
Salpico a
los niños que se bañan
Jugando con
el limo
y abrazo a
la muchachas que se admiran
desnudas en
mi espejo,
mientras los
mozos que espían escondidos
detrás de
los ribazos
sueñan
lechos de trigos y amapolas
donde gozar
sus cuerpos.
La vida es
una eterna travesía
del monte al
mar, del mar a la montaña
una corriente
de aguas transparentes
en la que nos
bañamos
¡no
ensuciemos sus aguas milagrosas
Con nuestras
mezquindades!
Porque no
hay otro cauce que su cauce
ni mas luz
que su cielo.
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