Me he enredado en tu hiedra
hasta sentir tu aguijón en cada poro
y perder el sentido
asfixiado en tu abrazo sin medida,
en tu pozo sin fondo,
en el negro avatar de tus caricias.
Me he negado tres veces
sumergido en tus aguas ancestrales
enterrado en tu arena,
arrastrando mi cuerpo en tus salinas
con la boca hecha fuego
y tus manos rasgando mis heridas.
Y he cerrado los ojos
entregando mi cuerpo a tu deriva,
a ese mar de sargazos
que me envuelve, me muerde
y me aniquila,
que me va desangrando,
que me arranca la vida
en cada orgasmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario