Hubo un tiempo de fe y de esperanza
Tiempo de luz, de puertas siempre abiertas
En que mi voz se alzaba fuerte y fresca
Para cantar la vida en carne viva.
Tiempo fugaz que huía de mis manos
Que me envolvía de ocasos y de auroras
Que me besaba los labios cada noche
Que despertaba conmigo en la mañana.
Pero soplaron los vientos del fracaso
Y se cerraron las puertas a portazos
Se me quebró la garganta en un suspiro
Y se quedaron rígidas mis manos.
Hoy sobrevivo en oscuras catacumbas
Donde las ratas me muerden los recuerdos
Donde las sombras me escupen pesadillas
Y la razón se escurre entre mis dedos.
Juanmaromo
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