Me siento como un rio moribundo
plagado de cañizo y barrizales,
huérfano de peces y de ranas
de niños jugando en mis riveras.
Mis antaño cantarinas aguas
son apenas humedal infecto
donde agoniza algún pez tardío
donde medran las algas y las larvas
Ya no cantan ni hierven mis cascadas
y mi cauce no huele a hierbabuena
sino al hedor sutil del desconsuelo
al pegajoso efluvio del vacio.
Ruego a ese dios que duerme en las alturas
que nos mande la lluvia de la vida
que nos abra las puertas de los cielos
las compuertas que guarda el paraíso.
Quiero ver adornados mis ribazos
otra vez de juncales y de cañas
que mis aguas salpiquen cantarinas
perfumadas de albahacas y de menta.
Quiero ir sonriendo a mi destino
a ese mar que me acoja en sus arenas
¡dame un beso de lluvia agradecida
dame un soplo de espuma enamorada!
Dame fuerzas para seguir mi curso
sin tener que pudrirme ni arrastrarme.
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