Goteando recuerdos me retuerzo
como un lienzo empapado por el tiempo,
una sábana blanca perfumada
por el cálido néctar de tu cuerpo.
Esas huellas de amor que en mi dejaste
no las borra ni el ácido del tiempo,
ni el jabón de Marsella del olvido,
ni la caustica lava del desprecio.
Me impregné del olor de tus caricias,
de la miel arrobada de tus pechos,
del licor de tu lengua macerada,
del efluvio candente de tu sexo.
Hoy que sucio, arrugado, hecho girones
me refugio en el hueco de tu lecho,
he rasgado tu almohada con los dientes
y he lamido el licor de tus cabellos,
recordando las noches de locura
que empapé cada poro de tu cuerpo.
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