viernes, 1 de abril de 2022

KIRIKO

 

     Ilustración de Mara Ángeles Palomo

Te creías un gallo de pelea
te sentías el dueño del cotarro
que el corral era tu feudo y tu dominio
un harén, un prostíbulo, un serrallo.

Despertabas al sol de madrugada
con tus cantos viriles y obstinados
imponías tu ley y tu deseo
y atacabas con furia a picotazos
a quien no se doblaba a tus deseos,
a gallinas a pollos, a conejos
esgrimiendo tu pico y espolones,
no admitías excusas ni rechazos.

Pero una noche te fuiste tras la zorra
que te embrujó con su rabo plateado
abandonaste a tus huevos y gallinas
babeando con un moco de pavo
picoteando sus restos y sus heces
calladito, sumiso y entregado.

Conseguiste escapar de sus colmillos
de sus zarpas furiosas y asesinas
y ahora vuelves a tu redil,  hundido
cabizbajo, herido y desplumado
pero ya hay otro gallo en tu cantina,
aquel pollo a quien tú atemorizabas,
aquel a quien le robabas pienso
ahora es más fuerte que tú y te desafía.

Ya no hay sitio para ti en el palo
No sirves ni pa caldo de gallina.

No hay comentarios: