sábado, 30 de enero de 2010

DIANA VOLADORA



Llegaste a mis manos como un copo de nieve
menuda, frágil , volátil , asustada,
fruto de un amor inmenso como el tiempo
hija de un abrazo profundo
de un deseo ancestral  hirviendo en nuestra sangre.

Niña frutal, amapola en la mies de nuestra vida
de belleza exquisita y frágil cual ala de mariposa
arraigaste en nuestros pechos con raíces de estrellas
y esparciste tu aroma en nuestra casa
llenándola de soles y cometas,
floreciendo al calor de nuestro hogar sin techos.

Y te hiciste mujer en un suspiro
mujer de acero, espíritu de fuego
y tus raíces rompieron nuestra tierra
y tus ramas se alzaron arañando el cielo
derribando los muros que te protegían
buscando sendas ignotas entre las nubes negras
provocando tormentas, desafiando al rayo
haciendo ecos al trueno y la galerna.

Aun tu veleta gira, cruje y duda
presa del viento helado de la vida
pero sigues creciendo y madurando
sin miedo, sin dueño y sin jardín
silvestre y libre como el primer día.

Niña del alma, esqueje de mi vida
mujer indómita que no admites espuelas
puedes volar más allá de las estrellas
pero en mi corazón siempre estarán tus huellas
y tus raíces continúan vivas
dando vida a mi vida
con tu savia nueva.

2 comentarios:

Pilo dijo...

precioso! un abrazo

GLORIA dijo...

Un hogar abierto a las estellas,
regalo del cielo o de la vida,
Diana voladora,niña querida!