Las hojas del almanaque
no debieras arrancar,
guárdalas con gran cuidado,
tenlas a mano, quizás
la respuesta a tus preguntas
se esconda en años atrás,
donde la memoria tiembla
y no se atreve a mirar.
no debieras arrancar,
guárdalas con gran cuidado,
tenlas a mano, quizás
la respuesta a tus preguntas
se esconda en años atrás,
donde la memoria tiembla
y no se atreve a mirar.
Escribe en él tu diario
día a día sin dudar
aunque la tinta escasee
y el papel se arrugue ya.
Moja el plumín en tu sangre,
escribe con devoción,
no dejes que te interrumpa
la tele ni el smartphone,
habla contigo en sus hojas,
confiésate sin rubor
y cumple la penitencia
que dicte tu corazón,
quizás mañana las busques
y no puedas encontrar
más que páginas desiertas,
hojarasca y frustración
y el taco de tus recuerdos
huérfano de paz y amor.
Aún estás a tiempo, escribe
canta, llora, haz el amor
porque quizás esa hoja
sea un hola y un adiós.
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